El cultivo in vitro consiste en tomar una porción de una planta (ej. meristemo, ápice, una hoja o segmento de ella, segmento de tallo, semilla, antera, etc.) y colocarla en un medio nutritivo estéril (usualmente gelificado y semisólido) donde se regenerará una o muchas plantas.
Los beneficios de esta técnica es la alta capacidad de producción ya que se trabaja en condiciones controladas de temperatura, humedad y fotoperiodo y la capacidad de obtener plantas libre de enfermedades.